Skholè

Fue el sociólogo Pierre Bourdieau quien rescató la definición griega de la skholè como el tiempo libre de presiones del mundo que hace posible una relación libre y liberada en función de nuestras necesidades. Se trata de una condición necesaria para la existencia de todo campo intelectual (desde la filosofía hasta el oficio artístico), ya que es en este espacio donde nos mostramos como realmente somos. Ea, pues, aquí comparto mi "skholè"

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ROMPECABEZAS: Le moulin de la Galette - Pierre Auguste Renoir




El arte impresionista siempre me ha parecido de lo más delicado. Me encanta cómo esos trazos difusos van haciendo visible un paisaje, una escena, incluso una emoción. 

Concretamente Renoir es todo un maestro en enfatizar lo bello, lo alegre, alejándose de temas más tormentosos tratados por algunos de sus contemporáneos.  

Recuerdo cuando mi mejor amiga estaba buscando unos cuadros para decorar su casa y encontramos toda una colección de afiches de Renoir. Los enmarcó y quedaron ¡preciosos!. Sin embargo, yo no era de afiches así que fui buscando los puzzles de este artista y fue entonces cuando encontré Le Moulin de la Galette, convirtiéndose en el primer puzzle que hice de Renoir.

Pierre Auguste Renoir

Pintor francés, nacido en Limoges en 1841. Hijo de artesanos, vivió sus primeros años en barrios proletarios donde trabajó como decorador de porcelanas y pintor de abanicos. Después pudo acceder al taller del pintor Gilbert y, luego, al de Gleyre, donde conoció a Monet, Bazille y Sisley, con quien más tarde compartió su casa en París. Sus primeros intereses como pintor se inclinaron por la escuela de Barbizon y, consecuentemente, por la pintura al aire libre. Durante los días agitados de la Comuna, pintó con Monet a orillas del Sena.

En 1873 terminó Jinetes en el bosque de Bolonia, excluida del Salón oficial y expuesta en el de los Rechazados. En 1876 se celebró la segunda exposición del grupo impresionista en la que Renoir participó con una de sus obras más conocidas, Le moulin de la Galette (1876, Museo de Orsay, París), que recoge los momentos de un baile al aire libre en una terraza parisiense. Si lo comparamos con la obra de Manet Concierto en las Tullerías (1860, National Gallery, Londres), de tema y composición parecidos, presenta al igual que ésta, un encuadre interrumpido por los bordes del formato, recurso que produce la impresión de que la escena sigue y se expande más allá de los propios límites del lienzo. En comparación con la obra de Manet, que la pintó en un alarde de pinceladas imprecisas e indefinidas, la de Renoir libera todavía más la pintura, con una sucesión de manchas centelleantes que parece deslizarse sobre la tela al ritmo de la música o de los movimientos de los árboles que dejan pasar parcialmente la luz que ilumina la escena.

El amor por el trabajo manual de este artista, que procedía de una familia de artesanos y que fatalmente vio sus propias manos deformadas por el reuma al final de su vida, le llevó a rechazar cualquier dimensión intelectual de la pintura o cualquier resonancia literaria en favor del trabajo humilde y bien hecho.

En 1884 escribió una propuesta para fundar la "Sociedad de los irregulares", la cual asociaba la belleza a las formas orgánicas e irregulares de la naturaleza y rechazaba el mundo mecánico e industrializado, como años antes hicieron Ruskin y Morris, pero cuya sensualidad se alejaba de la religiosidad de éstos. "A veces hablo como los campesinos del sur. Dicen que son unos desafortunados. Yo les pregunto si están enfermos y me dicen que no. Entonces son afortunados; tienen un poco de dinero, por lo tanto, si tienen una mala cosecha no pasan hambre, pueden comer, pueden dormir y tienen un trabajo que les permite estar al aire libre, a la luz del sol. ¿Qué más pueden desear? Son los hombres más felices y ni siquiera lo saben. Después de unos cuantos años más, voy a abandonar los pinceles y dedicarme a vivir al sol. Nada más."

La enfermedad será la triste compañera de las tres últimas décadas de la vida de Renoir. Uno de sus primeros ataques de reuma, que le provocará una parálisis facial, se produce en diciembre de 1888. Para evitar que la enfermedad se radicalice, huirá del frío y buscará lugares cálidos, dirigiéndose hacia el Mediterráneo. Al reuma debemos añadir periódicos ataques de gota, acudiendo a los balnearios con cierta frecuencia para curarse. Las dolencias reumáticas serán cada vez más fuertes, provocando la deformidad de sus manos y brazos. Con vendas evitaba que las uñas crecieran dentro de la carne y para pintar se ataba los pinceles entre los rígidos dedos: "Ya ve usted. ¡No se necesitan manos para pintar!", decía al marchante Vollard.

Pesaba poco más de 48 kilos en 1907 y tres años después quedó postrado en una silla de ruedas, llegando a tener que utilizar un armazón de alambre a la hora de tumbarse en la cama para que las sábanas no rozaran su débil cuerpo. Y aún así su capacidad de trabajo será excepcional, haciéndose construir un caballete en el que el lienzo se podía enrollar como si se tratara de un telar. No olvidemos que su producción alcanza las 6.000 obras, siendo superado en número por muy pocos pintores. Muere en Cagnes-sur-Mer en 1919.

Le moulin de la Galette (1876)

Uno de los templos del ocio parisino era Le Moulin de la Galette, un verdadero molino abandonado situado en la cima de Montmartre, el paraíso de la bohemia parisina habitado por artistas, literatos, prostitutas y obreros. Los domingos y festivos eran días de baile en Le Moulin, llenándose con la población que habitaba el barrio. Una orquesta amenizaba la danza mientras que alrededor de la pista se disponían mesas bajo los árboles para aprovechar la sombra. En su deseo de representar la vida moderna -elemento imprescindible para los impresionistas-, Renoir inmortaliza este lugar en uno de los lienzos míticos del Impresionismo. Su principal interés (igual que en Desnudo al sol o El columpio) es representar a las diferentes figuras en un espacio ensombrecido con toques de luz, recurriendo a las tonalidades malvas para las sombras.

En las mesas se sientan los pintores Lamy, Goeneutte y Georges Rivière junto a las hermanas Estelle y Jeanne y otras jóvenes del barrio de Montmartre. En el centro de la escena bailan Pedro Vidal, pintor cubano, junto a su amiga Margot; al fondo están los también pintores Cordey, Lestringuez, Gervex y Lhote.

El efecto de multitud ha sido perfectamente logrado, recurriendo Renoir a dos perspectivas para la escena: el grupo del primer plano ha sido captado desde arriba mientras que las figuras que bailan al fondo se ven en una perspectiva frontal. Esta mezcla de perspectivas era muy del gusto de Degas, empleándola también otros artistas. La composición se organiza a través de una diagonal y en diferentes planos paralelos que se alejan, elementos clásicos que no olvida el pintor. Las figuras están ordenadas en dos círculos: el más compacto alrededor de la mesa y otro más abierto en torno a la pareja de bailarines.

La sensación de ambiente se logra al difuminar las figuras, creando un efecto de aire alrededor de los personajes. La alegría que inunda la composición hace de esta obra una de las más impactantes no sólo de Renoir sino de todo el grupo, convirtiéndose en un testimonio de la vida en el París de finales del siglo XIX. El propio Renoir comentó que necesitó alquilar una mansión rodeada de un gran jardín en Montmartre para pintar el lienzo, lo que perjudicó su precaria economía.

Fuentes: 

Ficha:
Nombre: Le moulin de la Galette
Año: 1876
Número de piezas: 1000
Dimensiones: 50 x 70 cms
Casa: Clementoni

ROMPECABEZAS : Galatea de las esferas - Salvador Dalí

Una de las musas más reconocidas de todos los tiempos, un rostro con rasgos diferentes y muy alejado de esos rostros celestiales o impactantes captados por los artistas, una vida y personalidad tan fuera de lo común que logró incluso cautivar a un artista tan extravagante como Dalí... quién sino Gala.

Gala y Dalí
(Foto de la Fundación Gala-Dalí)


Se conocieron en 1929, cuando ella tenía 35 años y él tan sólo 25, y desde entonces fueron inseparables. Dalí siempre demostró su admiración y fascinación por esta mujer de cuya vida dicen que se sabe poco, aunque yo creo que lo suficiente.

Recuerdo cuando fui a visitar la Casa-museo Castell Gala-Dalí de Púbol, residencia regalada por Dalí a su esposa y donde se escenificaron varias anécdotas. Una de las que más llama la atención es que Gala vivía separada de Dalí en este castillo y, si éste quería visitarla, debía notificarlo por escrito y esperar la aceptación. Desconcertante para muchos pero perfectamente entendible en dos personajes tan excéntricos. 

La historia de ambos está inexorablemente ligada a este lugar. Se cuenta que se profesaban un amor que podía rayar en lo obsesivo.

En la Wikipedia se lee: "Con su mujer, Gala —que ya manifestaba síntomas de senilidad—, supuestamente consumió un cóctel de fármacos que dañó seriamente su sistema nervioso, con la consecuencia de incapacitarle prácticamente para la creación artística. Con 76 años, el estado de Dalí era lamentable, y su mano sufría constantes temblores que evidenciaban el progreso de la enfermedad de Parkison (...) Gala murió el 10 de junio de 1982. Tras su muerte, Dalí perdió su entusiasmo por vivir. Deliberadamente, se deshidrató seriamente —supuestamente como consecuencia de un intento de suicidio—, aunque justificó su acción como un método de entrar en un estado de animación suspendida, del mismo modo en que algunas bacterias pueden hacer".

Pude adquirir este maravilloso puzzle en la tienda de la Fundación; no obstante, si quieres ir "matando el gusanillo", te paso el siguiente enlace ;-): Puzzle de Galatea de las esferas

Galatea de las esferas (1952)

En este cuadro Dalí intenta reflejar lo que anteriormente ya había escrito en su Manifiesto Místico: la vertiente espiritual -retrato místico de Gala- y la ciencia -las esferas- se combinan como orden general del Universo. Es una idea que le obsesiona y como tal pinta una y otra vez. Simplifica el fondo, básicamente es el mismo, pero solo hay cielo y mar eliminando cualquier otro elemento que complique la percepción del tema principal.

Esta pintura tiene cierta similitud a Desintegración de la persistencia de la memoria (1952-1954), aunque aquí las partes se integran en el rostro de Gala, en lugar de disgregarse. El mismo Dalí calificó esta tela como el "paroxismo de la alegría".

Fuentes:

Ficha:
Título: Galatea de las esferas (1952)
Autor: Salvador Dalí
Número de piezas: 500
Medidas: 48cm x 34cm
Casa: Educa

ROMPECABEZAS: "Las cuatro estaciones" de Mucha

Desde que vi este rompecabezas, me encantó la frescura e inocencia que transmitía, por lo que no dudé un minuto en comprarlo, dejando pendiente a sus compañeros de serie: otros dos paneles dedicados a "Las cuatro estaciones". Por ahora, ya tenía la tercera parte de un deseo cumplido.

Éste en particular, es un puzzle muy fácil de armar, ya que se compone de cuatro imágenes claramente diferenciadas que suponen 4 rompecabezas en 1. Una vez identificadas las líneas, también es muy fácil distinguir las piezas, aunque tengan colores similares. Además, los patrones se repiten, lo que -en teoría- podría verse como una dificultad añadida, pero en la práctica resulta todo lo contrario: una vez identificada la imagen de la pieza, basta comprobar en cuál de estos "mini-puzzles" encaja.

En definitiva, es un puzzle muy adecuado para principiantes y que una vez armado luce mucho más bonito de lo que muestra la imagen de la caja o las fotos. Les dejo a continuación con información sobre el artista y su obra, así como con imágenes de lo que fue el proceso de encajar todas las piezas.

Las cuatro estaciones - Alphonse Mucha


Alphonse Maria Mucha (1860 - 1939) fue un pintor y artista decorativo checo, ampliamente reconocido por ser uno de los máximos exponentes del Art Nouveau. Se formó entre Viena y Munich, pero alcanzó su madurez artísitica en París, donde codificó la esencia de su estilo. Su especial gráfica instauró epopeya hacia un nuevo lenguaje decorativo y comunicativo, hacia un arte visual innovador y potente.

Las imágenes femeninas de sus pósters llegaron a todas las clases y ambientes sociales de la época y, todavía hoy en día, es considerado su gen artístico para carteles publicitarios.

Su obra Las cuatro estaciones a la que nos referimos en este artículo, fue pintada en 1896, siendo la primera de la serie por la que sería más recordado. Se encargó en un principio como paneles decorativos a pedido de Champenois y tuvo tanta aceptación que Champenois solicitó dos sistemas más basados en el mismo tema en 1897 y 1900.

El autor personifica a las cuatro estaciones (verano, primavera, otoño y verano respectivamente) y captura la particularidad de las mismas a la perfección, realizando un verano lleno de sensualidad, una inocente primavera, un otoño a rebosar de frutas y un invierno caracterizado por colores fríos y glaciales. En todas las versiones se observan las características típicas de la obras de Mucha: el personaje sensual, enmarcado en columnas y arcos bizantinos, la ropa sedosa y los elementos de la naturaleza que equilibran el diseño.

Según Carolina Costas, "siempre buscó inspirarse en elementos reales y de la naturaleza para crear estos seres irreales que se asemejan a diosas, hadas o hechiceras".

Por último, si ya te consideras un fan de la obra de Mucha, no dejes de visitar esta página dedicada al artista: El fanlisting de Alphonse Mucha

Fuentes: Folleto Clementoni




Ficha:
Título: Las cuatro estaciones (1896)
Autor: Alphonse Mucha
Número de piezas: 1000
Medidas: 67,7 x 47,7 cms.
Casa: Clementoni

ACUARIOFILIA: Un pez robot creado con la intención de estudiar el océano

Por: Axel Marazzi

Este pez no es un pez común y corriente y como te habrás dado cuenta se trata de un pequeño robotito. Este robot fue desarrollado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la Ciudad de Osaka y se mueve, como pueden ver en el video, de una manera muy real y lo interesante de todo esto es que utiliza una batería con una celda autoabastecible.

El robot tiene 10cm de largo, los creadores usaron un motor que gasta solamente 10 milliwatts de energía (prácticamente nada) y no solamente puede nadar para adelante sino también sumergirse y flotar. La idea de todo este experimento es llegar a construir un robopez que pueda nadar durante 3 días consecutivos con sólo una carga y se creó con la idea de poder investigar las profundidades del océano en el futuro.


Fuente: http://gizmologia.com/2010/03/un-pez-robot-creado-con-la-intencion-de-estudiar-el-oceano

ROMPECABEZAS: Y faltaba una pieza!... El Grito

Y ocurrió. El temor más terrible en los armadores de puzzles se materializaba: ya quedaba cada vez menos y justo en el momento glorioso de colocar la última pieza, nos damos cuenta de que... ¡no está!. Pero, ¡¿cómo?!, si hemos seleccionado las piezas minuciosamente, si las hemos resguardado con sumo cuidado... Triste, pero puede pasarnos. De repente, el puzzle de Munch me parecía un espejo que reflejaba mi propio rostro...


NOOOOOOooooooooooooooooo...
 
Luego de la lógica -y entendida frustación- del momento, sólo quedaba respirar hondo y evaluar la situación. Lo primero es no desesperarse y decidir buscar la pieza en los lugares más probables donde pudo haberse "escondido". Se recomienda hacer esta labor de día, cuando la luz puede ayudarnos mejor.

Si después de reiterados intentos, no logramos conseguirla, existen varias opciones que hacen que todo nuestro esfuerzo no se haya perdido. La mayoría de los puzzles de casas especializadas del mercado, poseen una garantía y un servicio de reposición de piezas. En mi caso, el rompecabezas era de la conocida casa Ravensburger, así que rápidamente les escribí un correo electrónico solicitándoles información sobre el procedimiento a seguir para la reposición de la pieza.

La respuesta no tardó en llegar por parte de la sede ubicada en Madrid. Me pedían una carta certificada en la que explicase el motivo de la solicitud, anexando código de barras de la caja donde venía el puzzle, la imagen en mniatura que aparece en uno de los laterales de esa misma caja y, lo que me pareció más sorprendente, dos piezas adicionales pertenecientes al puzzle. En la misma carta justificaban estos requerimientos indicando que Ravensburger garantizaba la calidad del corte de sus piezas, por lo que no enviarían la pieza faltante, sino un puzzle completamente nuevo.

A mí me pareció un poco exagerado, pero decidí continuar con el proceso a ver qué tal.

El puzzle llegó un mes después. Como las piezas que envié para la reposición eran dos esquinas, procedí a buscarlas a ver si encajaban (quizás no de forma tan perfecta, pero al menos que lo hiciesen). Mi sorpresa fue mayúscula cuando al encontrar las piezas, no sólo no encajaban, sino que eran ¡completamente diferentes!. Queda comprobado que los puzzles Ravensburger son unos distintos del otro.

En ese momento lamenté no habermelas apañado con la técnica de "confeccionar" la pieza que faltaba (la cual explicaré en otro momento). ¡Ni modo! Me tocaba armarlo de nuevo.

Procedí a guardar el puzzle incompleto, no sin antes facilitarme la tarea de re-armarlo, ya que uno nunca sabe qué absurdo capricho se le puede antojar a un@ en el futuro :-p. Por ello, procedí a enumerar las piezas por el reverso, a fin de que, en caso de desear armarlo de nuevo, sólo tendría que colocar las piezas en estricto orden numérico.

Esto me llevó a confirmar la segunda teoría: el número de piezas que indican los puzzles es orientativo, no exacto. Así pues, no pierdas tu tiempo contando las piezas antes de ponerte a armar (yo nunca lo he hecho, pero conozco un par de amigos que cayeron en la novatada).

Al final, he de reconocer que la segunda vez que me tocó armar el rompecabezas fue mucho más rápida que la primera y también más placentera -sin duda- al comprobar que ¡estaban todas las piezas! :-D









El Grito de Edvard Munch (1893)
Por Patricia Ordoñez

“Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la valla, inexplicablemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza”.

Así describió Munch el momento que dio origen a El Grito, la obra más famosa de un ambicioso ciclo de pinturas: El sufrimiento de la vida. En esta serie pretendió expresar, con un lenguaje nuevo, sus experiencias sobre el amor, la enfermedad, la muerte y la naturaleza, constantes temáticas en su obra.

En El Grito podemos ver cómo una figura humana, situada en el centro, se tapa los oídos en un gesto desesperado de angustia. Su rostro, que recuerda a una calavera, y su cuerpo, están completamente deformados, como también lo está el espacio que lo rodea. Pero esta figura no está sola: un poco más atrás hay dos personas de negro, anónimas, que intensifican la inquietud de la escena. Todo tiembla ante ese grito, todo se desfigura porque forma parte de una realidad interior. El artista ha reproducido su vivencia de una forma completamente subjetiva, haciendo que nosotros oigamos también ese grito. Así expresa hasta qué punto las emociones determinan por completo nuestra percepción del mundo.

Esta obra fue precedente e influencia directa del movimiento Expresionista que surgió en Alemania en 1905. Con las mismas inquietudes vitales y actitud ante la sociedad que tenía Munch, este grupo adoptó su estilo y lo convirtió en uno de los primeros movimientos vanguardistas del siglo XX. El artista expresionista veía la pintura como un medio de desahogo, de expresión del sufrimiento humano y de las injusticias sociales. Del mismo modo que Munch, estos temas debían ser tratados a partir de composiciones agresivas, con colores fuertes y contrastados, y así llamar la atención del espectador.

En este cuadro podemos ver cómo los colores son puros y arbitrarios: el cielo y el mar contrastan en una composición que no se corresponde con la percepción real de las cosas. El cielo se transforma en fuego y el mar queda indefinido por sus espirales violentas. Pero las formas ondulantes de la naturaleza y del hombre chocan con la perspectiva forzada del puente, que se alarga en diagonal hasta un lugar que no vemos. Estas líneas, y el espesor y pureza de los colores, son los que dan fuerza a la composición; todas las líneas convergen hacia el centro del cuadro: la cabeza que grita. La distorsión de todos los elementos se convierte en una técnica básica para conseguir el efecto deseado en el espectador. La sensación de temor y de angustia se nos contagia inevitablemente.

El gesto de El grito, considerado el más expresivo del arte contemporáneo y al mismo nivel que el de la Mona Lisa, representa el desánimo y temor del hombre moderno ante un mundo que cambia inevitablemente pero que ni convence ni se comprende.
 Fuente: http://portaleureka.com/accesible/arte/84-el-grito-1893-de-edvard-munch

Un análisis desde el punto de vista artístico sobre esta obra, lo podéis encontrar aquí: http://ultimorender.com.ar/funkascript/expresionismo/index_analisis.htm

Ficha:
Título: El Grito (1893)
Autor: Edvard Munch
Número de piezas: 1000
Medidas: 70 x 50 cmts.
Casa: Ravensburger.

 


GASTRONOMÍA: Mi romance con Ferran Adrià

Desde hace años, soy fan declarada de Ferran Adrià. Admiro enormemente la capacidad que tienen los genios de ver las cosas de manera diferente, transformar la realidad y transmitir su particular forma de ver el mundo. Y él, sin duda, ha sido uno de los grandes genios de la gastronomía.

Con la llamada "desconstrucción" de los alimentos, ha logrado demostrar que un sólo ingrediente puede tener, no sólo múltiples usos, sino también innumerables formas y combinaciones.

Cuando me vine a vivir a Barcelona, uno de mis sueños era poder ir a El Bulli, el restaurante emblema de Ferran Adrià y un icono de la cocina internacional. Por años, fue considerado el mejor restaurante del mundo. Comer allí sólo estaba reservado a unos pocos privilegiados, no tanto por el precio, como por el hecho de que sólo atendían 30 mesas por noche y abrían al público unos escasos 4 meses al año.

Tratándose de un restaurante conocido en todo el mundo, la lista de espera podía -fácilmente- llegar a los dos años, así que, cada vez que intentaba hacer una reserva (no importa que escribiese fuera de temporada, el mismo día que abriesen las reservas, etc.), siempre recibía el mismo mail de disculpas por no poder atender mi petición.

Hasta que un maravilloso día del 2005, mi novio -actual esposo- me llegó con una carta. ¡Era la confirmación de una cena en El Bulli, nada más y nada menos, que para el mismísimo día de mi cumpleaños!. Sin duda, uno de los mejores regalos de mi vida.

Luego de un pequeño viaje a Cala Montjoi (Roses, Figueres) de aproximadamente 2 horas, llegamos al restaurante. Uno de los jefes de sala nos recibió y nos enseñó las instalaciones, donde destacaba la amplísima cocina y desde la que se podía ver a los chefs (la mayoría estudiantes en prácticas), preparando los diferentes platos.

Nos ubicaron en una romántica mesa con maravillosas vistas a la playa y nos entregaron el menú que disfrutaríamos esa noche. La carta de vinos es la más amplia que he visto en mi vida (¡parecía una guía de páginas amarillas!).

Como dato curioso, nuestra mesa tenía dos camareros que se sincronizaban como si se tratase de un baile, para servirnos los platos exactamente al mismo tiempo, mientras que un maître se encargaba de explicarnos los platos ¡y hasta la manera en que teníamos que comerlos! (es que cuando son platos tan diferentes, es lo que hay ;-) )

El menú era cerrado y constaba de 30 platos, entre los cuales se encontraban:




Almendras con Chipirones






Ostras a la plancha con geleé de pino




 


Ventresca de caballa en escabeche







 Cigala con quinoa







Costillar de cerdo ibérico acompañado con arroz de coco







Coulant/suflé de granadilla al toffee y cardamomo








Liquid de melocotón



 



 Migas de chocolate con polvo helado



 



Morphings de fruta de la pasión



 



"Teppannitro" de guanábana





Si queréis más imágenes, en su página web podréis encontrar un hermoso catálogo de las creaciones de este restaurante durante sus años en funcionamiento.

Años después, concretamente, en enero del 2010, Adrià anuncia el cierre al público de El Bulli durante 2012, prometiendo reabrir con nuevas propuestas para el 2014 y convertir a El Bulli en una fundación. Especulaciones van, especulaciones vienen, pero aún es muy pronto para asegurar que volveremos a tener la oportunidad de visitar aquella masía ubicada en una cala de Roses.

Pero no todo estaba perdido. Los hermanos Adrià junto a los hermanos Iglesia anuncian la apertura de dos nuevos locales: Tickets Bar y 41º. El primero, pretende llevar el concepto de "tapas" a otro nivel, rescatando los aspectos más carácterísticos de este tipo de comida, pero innovándolos en base a años de investigación. Hay quienes lo ven como una oportunidad de "popularizar" el concepto de El Bulli y hacerlo más accesible a todos.

El segundo, es un bar de copas, cuya principal novedad es la posiblidad de acompañar una variedad de cócteles (la mayoría conocidos) con algunas tapas de Tickets.



Finalmente, luego de muchos intentos, hicimos una reserva en Tickets Bar para un sábado a las 19:00 horas. La verdad, sólo quedaba este día libre y muy pocas plazas. Como la reserva era para 4 personas, fuimos mis cuñadas, mi esposo y yo.

Tickets Bar (Foto de la página web)

En términos generales, todo nos encantó. Pasamos una tarde fenomenal. Después de releer la carta y ante nuestra indecisión, el camarero nos propuso un menú degustación compuesto por tapas que, según nuestros gustos, nos elaborarían. Cada uno de nosotros dijo el plato que le agradaría probar y en función de esto, nos ofrecieron lo siguiente:





Olivas "Tickets"

Las olivas de Tickets: Ya habíamos tenido la oportunidad de probarlas, pero sin duda se han convertido en un clásico. Además, era imperdible la cara de mis cuñadas probándolas por primera vez. Una sensación única que bien valía la pena repetir.
Para los más aventureros, aquí les dejo la receta...


Salmón marinado con miel y almendras





Salmón marinado con miel y almendras: Otra exquisitez. Está preparado para que el punto de dulzor de la miel sea el justo y el toque diferente lo pongan las almendras.




Pescaíto frito con polvo de algas gallegas



Variedad de pescaíto frito con polvo de algas gallegas: Fue una de las cosas que más nos gustó. Consiste en frituras de láminas de bacalao y anchoas, trozos de pulpo y calamares rebozados con sésamo. Sencillamente, espectacular.



Majado de aguacate con lomo de bacalao



 

Majado de aguacate con lomo de bacalao picante (elaborado en la mesa): Aunque su nombre lo diga, no es excesivamente picante (también es cierto que se le pregunta a los comensales su tolerancia a este sabor). Muy refrescante y ligero.






Elaboración del majado de aguacate

Airbaguettes de jamón serrano

  

Airbaguettes de jamón serrano: Ya había tenido oportunidad de probarlos en 41º. Consiste en una masa hojaldrada hueca envuelta en jamón serrano. De rico sabor, aunque nada sorprendente. Lo curioso aquí es el juego de texturas.



 

Berenjenas Llamas



Berenjenas Llama: Son unas barcas de trigo rellenas con berenjenas ahumadas y pimientos. El sabor ahumado se nota al instante y acompañado con lo crujiente de la masa, no dejó indiferente a nadie.  







Soasado de bonito en escabeche



Soasado de bonito en escabeche: Fue una de las tapas que menos tiempo duró sobre la mesa. Un placer para los sentidos.








Ostras consomé



 

Ostra consomé con vinagre de jerez: Este fue un capricho que nos dimos mi cuñada y yo. Para los amantes de las ostras, este plato resulta realmente una sorpresa. Particularmente, lo sentí un poco salado para mi gusto, pero a mi cuñada le fascinó.









Ventresca de atún con ensalada de tomates




Ventresca de atún con huevas de salmón, jugo de piparra y pan aéreo de manzana verde con ensalada de tomates: Sin secretos y sin muchos aspavientos. Todo en su justa medida y muy rico.








Pipas de conejo con alioli espumoso

Pipas de conejo con alioli espumoso: Éste fue mi antojo de la noche. Aunque no nos lo dijeron, intuímos que el plato debía su nombre al empanizado del conejo, el cual parecía estar elaborado con estas semillas. La textura del alioli se asemejaba a la de un mousse y el sabor era bastante suave. No dudaría en repetirlo en mi próxima visita.



Canutillos de crema catalana y merengues de cacao




Steak tartar de tomate con láminas de pan: Concepto sencillo pero no por ello menos delicioso. Aderezado con muy pocos ingredientes y acompañado de unas láminas finas tostadas de pan, similares a grandes nachos.









Canutillos de crema catalana: ¡Y llegaron los postres!. Como su nombre indica, se trata de unos cucuruchos elaborados con hojaldre caramelizado y helado de crema catalana. ¡Riquísimos!

Merengue seco de regaliz con trufa de chocolate blanco y fruta de la pasión: ¿Se puede pedir más? Una explosión de sabores en perfecta armonía. Otro que no debe olvidarse de pedir.




Buñuelos de chocolate
  
Buñuelos de chocolates frío-caliente: Una obligación para los amantes del chocolate. El sabor del chocolate es suave y las cáscaras de naranja y menta le dan un toque sofisticado. Se ha de comer de un sólo bocado y ya quisiera uno prolongar ese momento sublime de sentirlo desvanecerse en la boca.



Pastel tibio de almendras


Pastel tibio de almendras: El bizcocho de lo más esponjoso relleno con la crema tibia de almendras que contrasta con el frío sorbete que lo acompaña. ¿Cómo explicarlo?... simplemente no tengo palabras.




El carrito de helados :-)

Cucurucho de mango



Sorbete de mango: Para los más tradicionales, no faltan los postres conocidos por todos, desde cucuruchos de helados hasta bombones de chocolates. ¡Eso sí! servidos también a la manera tradicional :-D






El precio por persona para un menú como el anteriormente mencionado, contando bebidas (agua, cerveza o vino) ronda entre los 40€ y los 60€ por persona, mucho más accesible de lo que suponía ir a El Bulli y con una calidad excepcional.

Finalmente, aprovechamos y nos tomarnos unos cócteles en el 41º para terminar de rematar la faena. Pedimos una copa de cava, dos "legales": un mojito sin alcohol y un coctel de mango/melocotón/piña, y un "ilegal" (con alcohol): un cóctel de frutas tropicales y cointreau. De todas estas opciones, el mojito se llevó la delantera.
Un "ilegal": frutas tropicales y cointreau

Dos legales: un mojito sin alcohol y uno de frutas tropicales.


















Les recuerdo la dirección de la página web desde la cual es necesario hacer la reserva (al menos, con tres meses de antelación): Tickets Bar. El proceso de reserva, aunque sencillo, lleva su tiempo para conseguir la combinación exacta entre día, horario y número de personas. Por tanto, recomiendo probar varias combinaciones.

Suerte y buen provecho!










GASTRONOMÍA: Magloobeh / Maqluba / Arroz árabe / مقلوبة


El Maglube, Maklouba, Makloubeh, Maalouba, Maglouba, مقلوبة o -simplemente- arroz árabe tiene tantas variantes como nombres. Todos significan "invertido", ya que es la forma en que finalmente se vuelca la olla de arroz en una gran fuente para ser compartida por todos los comensales. Su origen es palestino, aunque su popularidad está bastante extendida por los países árabes.

Tiene algunos ingredientes fundamentales: el arroz (los más tradicionales usan el basmatí), carne (originalmente, se suele usar cordero, pero el pollo también es frecuente), verduras (berenjenas y/o coliflor principalmente), frutos secos (pasas, piñones y/o nueces), fideos y especias (canela, nuez moscada, cardamomo y/o cúrcuma, por nombrar sólo algunas).

La receta que aquí os propongo es de la más sencillas y con ingredientes que pueden conseguirse fácilmente e, incluso, ya podríamos tener en casa. Mi esposo la aprendió gracias a que la familia de uno de sus mejores amigos es jordana y siempre lo invitaban a comer en su casa. Quedó tan encantado con el plato que se ha convertido en uno de sus favoritos y ahora, también es uno de los míos.












  1. Los ingredientes son: 3 pechugas de pollo, 1 coliflor pequeña, 1 vaso de arroz, 1 cubito de carne, fideos muy finos, piñones (en este caso, nosotros no teníamos, por lo que usamos pipas), nuez moscada, sal y pimienta al gusto.
  2. Se trocea la coliflor, se le agrega nuez moscada y se fríe en una sartén u olla grande. Se reserva.
  3. En la misma sartén y con el mismo aceite, tostamos los piñones y freímos los fideos (estos últimos se agregan crudos, no hace falta cocinarlos antes).
  4. Se corta el pollo, se adereza y se fríe en el sartén u olla que hemos estado utilizando.
  5. Se agrega el cubito de carne diluido en un vaso de agua y se agrega otro vaso de agua.
  6. Poco a poco se incorpora la coliflor, los fideos y los piñones.
  7. Se agrega el arroz, la sal y la pimienta. Esperamos aproximadamente unos 30 minutos a fuego medio hasta que todo se cocine.
  8. Una vez el arroz esté listo, se vuelca todo en una bandeja grande.
Como veis, es bastante sencillo y queda abierto a cualquier variación que quiera dársele. Por ejemplo, muchos agregan un sofrito de cebolla, pimientos y tomates que también queda de maravilla. Hay quienes agregan un puñado de nueces o pasas al final, lo que da un toque bastante rico. Hay quienes consideran que a un buen maqluba no le puede faltar su toque de canela (nosotros preferimos la nuez moscada).

¡En fin! que tenemos receta para rato y lo que les puedo asegurar es que, lo hagan como lo hagan, les quedará... mmmm, ¡delicioso!