Skholè

Fue el sociólogo Pierre Bourdieau quien rescató la definición griega de la skholè como el tiempo libre de presiones del mundo que hace posible una relación libre y liberada en función de nuestras necesidades. Se trata de una condición necesaria para la existencia de todo campo intelectual (desde la filosofía hasta el oficio artístico), ya que es en este espacio donde nos mostramos como realmente somos. Ea, pues, aquí comparto mi "skholè"

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ROMPECABEZAS: Le moulin de la Galette - Pierre Auguste Renoir




El arte impresionista siempre me ha parecido de lo más delicado. Me encanta cómo esos trazos difusos van haciendo visible un paisaje, una escena, incluso una emoción. 

Concretamente Renoir es todo un maestro en enfatizar lo bello, lo alegre, alejándose de temas más tormentosos tratados por algunos de sus contemporáneos.  

Recuerdo cuando mi mejor amiga estaba buscando unos cuadros para decorar su casa y encontramos toda una colección de afiches de Renoir. Los enmarcó y quedaron ¡preciosos!. Sin embargo, yo no era de afiches así que fui buscando los puzzles de este artista y fue entonces cuando encontré Le Moulin de la Galette, convirtiéndose en el primer puzzle que hice de Renoir.

Pierre Auguste Renoir

Pintor francés, nacido en Limoges en 1841. Hijo de artesanos, vivió sus primeros años en barrios proletarios donde trabajó como decorador de porcelanas y pintor de abanicos. Después pudo acceder al taller del pintor Gilbert y, luego, al de Gleyre, donde conoció a Monet, Bazille y Sisley, con quien más tarde compartió su casa en París. Sus primeros intereses como pintor se inclinaron por la escuela de Barbizon y, consecuentemente, por la pintura al aire libre. Durante los días agitados de la Comuna, pintó con Monet a orillas del Sena.

En 1873 terminó Jinetes en el bosque de Bolonia, excluida del Salón oficial y expuesta en el de los Rechazados. En 1876 se celebró la segunda exposición del grupo impresionista en la que Renoir participó con una de sus obras más conocidas, Le moulin de la Galette (1876, Museo de Orsay, París), que recoge los momentos de un baile al aire libre en una terraza parisiense. Si lo comparamos con la obra de Manet Concierto en las Tullerías (1860, National Gallery, Londres), de tema y composición parecidos, presenta al igual que ésta, un encuadre interrumpido por los bordes del formato, recurso que produce la impresión de que la escena sigue y se expande más allá de los propios límites del lienzo. En comparación con la obra de Manet, que la pintó en un alarde de pinceladas imprecisas e indefinidas, la de Renoir libera todavía más la pintura, con una sucesión de manchas centelleantes que parece deslizarse sobre la tela al ritmo de la música o de los movimientos de los árboles que dejan pasar parcialmente la luz que ilumina la escena.

El amor por el trabajo manual de este artista, que procedía de una familia de artesanos y que fatalmente vio sus propias manos deformadas por el reuma al final de su vida, le llevó a rechazar cualquier dimensión intelectual de la pintura o cualquier resonancia literaria en favor del trabajo humilde y bien hecho.

En 1884 escribió una propuesta para fundar la "Sociedad de los irregulares", la cual asociaba la belleza a las formas orgánicas e irregulares de la naturaleza y rechazaba el mundo mecánico e industrializado, como años antes hicieron Ruskin y Morris, pero cuya sensualidad se alejaba de la religiosidad de éstos. "A veces hablo como los campesinos del sur. Dicen que son unos desafortunados. Yo les pregunto si están enfermos y me dicen que no. Entonces son afortunados; tienen un poco de dinero, por lo tanto, si tienen una mala cosecha no pasan hambre, pueden comer, pueden dormir y tienen un trabajo que les permite estar al aire libre, a la luz del sol. ¿Qué más pueden desear? Son los hombres más felices y ni siquiera lo saben. Después de unos cuantos años más, voy a abandonar los pinceles y dedicarme a vivir al sol. Nada más."

La enfermedad será la triste compañera de las tres últimas décadas de la vida de Renoir. Uno de sus primeros ataques de reuma, que le provocará una parálisis facial, se produce en diciembre de 1888. Para evitar que la enfermedad se radicalice, huirá del frío y buscará lugares cálidos, dirigiéndose hacia el Mediterráneo. Al reuma debemos añadir periódicos ataques de gota, acudiendo a los balnearios con cierta frecuencia para curarse. Las dolencias reumáticas serán cada vez más fuertes, provocando la deformidad de sus manos y brazos. Con vendas evitaba que las uñas crecieran dentro de la carne y para pintar se ataba los pinceles entre los rígidos dedos: "Ya ve usted. ¡No se necesitan manos para pintar!", decía al marchante Vollard.

Pesaba poco más de 48 kilos en 1907 y tres años después quedó postrado en una silla de ruedas, llegando a tener que utilizar un armazón de alambre a la hora de tumbarse en la cama para que las sábanas no rozaran su débil cuerpo. Y aún así su capacidad de trabajo será excepcional, haciéndose construir un caballete en el que el lienzo se podía enrollar como si se tratara de un telar. No olvidemos que su producción alcanza las 6.000 obras, siendo superado en número por muy pocos pintores. Muere en Cagnes-sur-Mer en 1919.

Le moulin de la Galette (1876)

Uno de los templos del ocio parisino era Le Moulin de la Galette, un verdadero molino abandonado situado en la cima de Montmartre, el paraíso de la bohemia parisina habitado por artistas, literatos, prostitutas y obreros. Los domingos y festivos eran días de baile en Le Moulin, llenándose con la población que habitaba el barrio. Una orquesta amenizaba la danza mientras que alrededor de la pista se disponían mesas bajo los árboles para aprovechar la sombra. En su deseo de representar la vida moderna -elemento imprescindible para los impresionistas-, Renoir inmortaliza este lugar en uno de los lienzos míticos del Impresionismo. Su principal interés (igual que en Desnudo al sol o El columpio) es representar a las diferentes figuras en un espacio ensombrecido con toques de luz, recurriendo a las tonalidades malvas para las sombras.

En las mesas se sientan los pintores Lamy, Goeneutte y Georges Rivière junto a las hermanas Estelle y Jeanne y otras jóvenes del barrio de Montmartre. En el centro de la escena bailan Pedro Vidal, pintor cubano, junto a su amiga Margot; al fondo están los también pintores Cordey, Lestringuez, Gervex y Lhote.

El efecto de multitud ha sido perfectamente logrado, recurriendo Renoir a dos perspectivas para la escena: el grupo del primer plano ha sido captado desde arriba mientras que las figuras que bailan al fondo se ven en una perspectiva frontal. Esta mezcla de perspectivas era muy del gusto de Degas, empleándola también otros artistas. La composición se organiza a través de una diagonal y en diferentes planos paralelos que se alejan, elementos clásicos que no olvida el pintor. Las figuras están ordenadas en dos círculos: el más compacto alrededor de la mesa y otro más abierto en torno a la pareja de bailarines.

La sensación de ambiente se logra al difuminar las figuras, creando un efecto de aire alrededor de los personajes. La alegría que inunda la composición hace de esta obra una de las más impactantes no sólo de Renoir sino de todo el grupo, convirtiéndose en un testimonio de la vida en el París de finales del siglo XIX. El propio Renoir comentó que necesitó alquilar una mansión rodeada de un gran jardín en Montmartre para pintar el lienzo, lo que perjudicó su precaria economía.

Fuentes: 

Ficha:
Nombre: Le moulin de la Galette
Año: 1876
Número de piezas: 1000
Dimensiones: 50 x 70 cms
Casa: Clementoni

ROMPECABEZAS : Galatea de las esferas - Salvador Dalí

Una de las musas más reconocidas de todos los tiempos, un rostro con rasgos diferentes y muy alejado de esos rostros celestiales o impactantes captados por los artistas, una vida y personalidad tan fuera de lo común que logró incluso cautivar a un artista tan extravagante como Dalí... quién sino Gala.

Gala y Dalí
(Foto de la Fundación Gala-Dalí)


Se conocieron en 1929, cuando ella tenía 35 años y él tan sólo 25, y desde entonces fueron inseparables. Dalí siempre demostró su admiración y fascinación por esta mujer de cuya vida dicen que se sabe poco, aunque yo creo que lo suficiente.

Recuerdo cuando fui a visitar la Casa-museo Castell Gala-Dalí de Púbol, residencia regalada por Dalí a su esposa y donde se escenificaron varias anécdotas. Una de las que más llama la atención es que Gala vivía separada de Dalí en este castillo y, si éste quería visitarla, debía notificarlo por escrito y esperar la aceptación. Desconcertante para muchos pero perfectamente entendible en dos personajes tan excéntricos. 

La historia de ambos está inexorablemente ligada a este lugar. Se cuenta que se profesaban un amor que podía rayar en lo obsesivo.

En la Wikipedia se lee: "Con su mujer, Gala —que ya manifestaba síntomas de senilidad—, supuestamente consumió un cóctel de fármacos que dañó seriamente su sistema nervioso, con la consecuencia de incapacitarle prácticamente para la creación artística. Con 76 años, el estado de Dalí era lamentable, y su mano sufría constantes temblores que evidenciaban el progreso de la enfermedad de Parkison (...) Gala murió el 10 de junio de 1982. Tras su muerte, Dalí perdió su entusiasmo por vivir. Deliberadamente, se deshidrató seriamente —supuestamente como consecuencia de un intento de suicidio—, aunque justificó su acción como un método de entrar en un estado de animación suspendida, del mismo modo en que algunas bacterias pueden hacer".

Pude adquirir este maravilloso puzzle en la tienda de la Fundación; no obstante, si quieres ir "matando el gusanillo", te paso el siguiente enlace ;-): Puzzle de Galatea de las esferas

Galatea de las esferas (1952)

En este cuadro Dalí intenta reflejar lo que anteriormente ya había escrito en su Manifiesto Místico: la vertiente espiritual -retrato místico de Gala- y la ciencia -las esferas- se combinan como orden general del Universo. Es una idea que le obsesiona y como tal pinta una y otra vez. Simplifica el fondo, básicamente es el mismo, pero solo hay cielo y mar eliminando cualquier otro elemento que complique la percepción del tema principal.

Esta pintura tiene cierta similitud a Desintegración de la persistencia de la memoria (1952-1954), aunque aquí las partes se integran en el rostro de Gala, en lugar de disgregarse. El mismo Dalí calificó esta tela como el "paroxismo de la alegría".

Fuentes:

Ficha:
Título: Galatea de las esferas (1952)
Autor: Salvador Dalí
Número de piezas: 500
Medidas: 48cm x 34cm
Casa: Educa

ROMPECABEZAS: "Las cuatro estaciones" de Mucha

Desde que vi este rompecabezas, me encantó la frescura e inocencia que transmitía, por lo que no dudé un minuto en comprarlo, dejando pendiente a sus compañeros de serie: otros dos paneles dedicados a "Las cuatro estaciones". Por ahora, ya tenía la tercera parte de un deseo cumplido.

Éste en particular, es un puzzle muy fácil de armar, ya que se compone de cuatro imágenes claramente diferenciadas que suponen 4 rompecabezas en 1. Una vez identificadas las líneas, también es muy fácil distinguir las piezas, aunque tengan colores similares. Además, los patrones se repiten, lo que -en teoría- podría verse como una dificultad añadida, pero en la práctica resulta todo lo contrario: una vez identificada la imagen de la pieza, basta comprobar en cuál de estos "mini-puzzles" encaja.

En definitiva, es un puzzle muy adecuado para principiantes y que una vez armado luce mucho más bonito de lo que muestra la imagen de la caja o las fotos. Les dejo a continuación con información sobre el artista y su obra, así como con imágenes de lo que fue el proceso de encajar todas las piezas.

Las cuatro estaciones - Alphonse Mucha


Alphonse Maria Mucha (1860 - 1939) fue un pintor y artista decorativo checo, ampliamente reconocido por ser uno de los máximos exponentes del Art Nouveau. Se formó entre Viena y Munich, pero alcanzó su madurez artísitica en París, donde codificó la esencia de su estilo. Su especial gráfica instauró epopeya hacia un nuevo lenguaje decorativo y comunicativo, hacia un arte visual innovador y potente.

Las imágenes femeninas de sus pósters llegaron a todas las clases y ambientes sociales de la época y, todavía hoy en día, es considerado su gen artístico para carteles publicitarios.

Su obra Las cuatro estaciones a la que nos referimos en este artículo, fue pintada en 1896, siendo la primera de la serie por la que sería más recordado. Se encargó en un principio como paneles decorativos a pedido de Champenois y tuvo tanta aceptación que Champenois solicitó dos sistemas más basados en el mismo tema en 1897 y 1900.

El autor personifica a las cuatro estaciones (verano, primavera, otoño y verano respectivamente) y captura la particularidad de las mismas a la perfección, realizando un verano lleno de sensualidad, una inocente primavera, un otoño a rebosar de frutas y un invierno caracterizado por colores fríos y glaciales. En todas las versiones se observan las características típicas de la obras de Mucha: el personaje sensual, enmarcado en columnas y arcos bizantinos, la ropa sedosa y los elementos de la naturaleza que equilibran el diseño.

Según Carolina Costas, "siempre buscó inspirarse en elementos reales y de la naturaleza para crear estos seres irreales que se asemejan a diosas, hadas o hechiceras".

Por último, si ya te consideras un fan de la obra de Mucha, no dejes de visitar esta página dedicada al artista: El fanlisting de Alphonse Mucha

Fuentes: Folleto Clementoni




Ficha:
Título: Las cuatro estaciones (1896)
Autor: Alphonse Mucha
Número de piezas: 1000
Medidas: 67,7 x 47,7 cms.
Casa: Clementoni